26 de noviembre

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Promesa a la Bandera: una tradición histórica con Rosario como epicentro

Entre 20 y 25 mil chicas y chicos llegan cada año a la ciudad para prometer lealtad a la enseña patria en el Monumento Nacional a la Bandera. Por la pandemia, esta vez se hace de manera virtual.

La Promesa de Lealtad a la Bandera ya es una tradición nacional con sede principal en la ciudad de Rosario. Desde hace más de 25 años, miles de niñas y niños de todo el país visitan el Monumento Nacional a la Bandera para ser parte de la ceremonia, y alumnas y alumnos de cuarto grado prometen lealtad a la enseña patria cada 20 de junio. 

¿Pero por qué se promete lealtad a la Bandera?

Según explica el historiador y vexilólogo Miguel Carrillo Bascary, quien es además subdirector del Monumento Nacional a la Bandera y miembro del Instituto Nacional Belgraniano de Rosario, para entender este acontecimiento hay que retrotraerse muchos años en el tiempo. “Nos obliga a remontarnos a la costumbre de juramento de fidelidad de los monarcas; quienes se incorporaban al ejército tenían que hacer un juramento de lealtad al rey”, detalla. 

Con el paso del tiempo “se empezó a considerar la posibilidad de que los chicos de escuelas primarias debían también prestar fidelidad al Estado que había reemplazado al rey, a las máximas autoridades de la Nación”, indica el historiador y agrega que, en consecuencia y tomando como ejemplo una costumbre de los Estados Unidos, que llegó al país de la mano de las maestras norteamericanas convocadas por Domingo Faustino Sarmiento, “se introdujo a finales del Siglo XIX esta costumbre dentro de los rituales cívicos de las escuelas oficiales y luego de las escuelas privadas también”. 

La costumbre y la tradición indican que la promesa se realiza en el cuarto año de la escuela primaria, algo que responde a una lógica de aquella época. “Los chicos de aquel entonces por lo general era el último año que solían cursar; corresponde más o menos a los diez años de edad, ya en quinto había algunos que habían dejado el colegio porque iban a trabajar”, remarca Bascary. 

Otra duda frecuente es si se trata de una promesa o una jura. Ante esto, el investigador responde: “La ceremonia de los chicos se tomó sobre una fórmula de juramento, pero después se interpretó que al ser menores de edad el juramento era una decisión de mucha importancia sobre todo para algunas perspectivas religiosas y se transformó en promesa”. 

¿Y qué es lo que se promete?

"¿Prometen defenderla, respetarla y amarla, con fraterna tolerancia y respeto, estudiando con firme voluntad, comprometiéndose a ser ciudadanos libres y justos, aceptando solidariamente en sus diferencias a todos los que pueblan nuestro suelo y transmitiendo, en todos y cada uno de nuestros actos sus valores permanentes e irrenunciables?", es lo que pregunta, palabras más palabras menos, la persona a cargo de la ceremonia de promesa a los alumnos y alumnas, quienes rápidamente y al unísono responden con vehemencia: "Sí, prometo". 

Para Bascary, la promesa implica “respetar a la autoridad nacional, los símbolos nacionales, las tradiciones, los valores propios de la cultura, la diversidad propia de una sociedad democrática”. Ese simbolismo se ha mantenido a lo largo de los años, asegura.

La fecha de la promesa es desde hace décadas el 20 de junio, en coincidencia con la celebración del Día de la Bandera cuando se conmemora el aniversario del fallecimiento de su creador, el general Manuel Belgrano (1820), quien izó la enseña patria por primera vez el 27 de febrero de 1812 precisamente en la ciudad de Rosario, a orillas del río Paraná y donde hoy se emplaza el emblemático Monumento. 

Pero no siempre fue así. Hasta 1938, año en que se estableció precisamente el 20 de junio como fecha patria, habitualmente las promesas podían desarrollarse el 9 de julio o el 25 de mayo, por ejemplo. Y claro que no siempre fue el Monumento Nacional a la Bandera el espacio elegido para el acontecimiento. “Cuando se ordenó el Día de la Bandera la ceremonia se realizaba reuniendo a los niños alrededor de la Estatua de Belgrano que está en el parque de la Independencia. Cuando se habilita el Monumento a la Bandera en 1957 ya sí pasan a desarrollarse allí”, menciona Bascary. 

Además, recuerda que “hace unos 30 años algunas escuelas empezaron a pedir permiso para prestar allí (en el Monumento) la promesa a la Bandera y la Municipalidad lo comenzó a organizar. Con el tiempo y por la gran demanda, se tuvo que pasar de la Galería de las Banderas al Patio Cívico”. 

Así, Rosario, la cuna de la Bandera, es también hoy el lugar al que miles de chicas y chicos de todos los puntos del país llegan cada año para prometer lealtad la bandera, justo allí donde Belgrano la enarboló por primera vez. “Durante dos años previos van haciendo acopio de recursos para pagar el viaje; algunos vienen sólo con los docentes y otros vienen con las familias; en algunos casos se hacen verdaderas expediciones, las familias en autos y los chicos en colectivos, es un momento muy emotivo para ellos”, manifiesta el historiador.

Una promesa virtual

En el marco de la pandemia por coronavirus y del distanciamiento imperante, la tan anhelada promesa no podrá concretarse este año en el Monumento Nacional a la Bandera ni en los establecimiento educativos. Pero, a  pesar de ello, muchas niñas y muchos niños podrán hacerlo de manera virtual. Así, este viernes el intendente Pablo Javkin y el gobernador Omar Perotti encabezaron una ceremonia virtual de promesa de lealtad a la bandera con alumnas y alumnos de las escuelas de todo el territorio de la provincia de Santa Fe, en tanto mañana, acompañados por el presidente de la Nación Alberto Fernández mediante videoconferencia, harán lo propio con estudiantes de todo el país. 

Precisamente para facilitar la tarea de los docentes, equipos directivos y autoridades escolares a la hora de poder desarrollar una ceremonia virtual de promesa a la bandera, Bascary elaboró un protocolo especial que se encuentra disponible en sl sitio web del Instituto Nacional Belgraniano y también en su propio blog personal. "Incluye todos los elementos propios tradicionales de la promesa a la bandera de los colegios o el monumento pero a través de un soporte virtual", explica el historiador.

En pocos días, las consultas se multiplicaron por miles entre quienes se interesaron por acceder al prototipo de ceremonia virtual. Asimismo, se confeccionó también un prototipo de evento para que se pueda desarrollar de manera radial en aquellos casos en que los alumnos o las escuelas no cuenten con conectividad adecuada para poder llevar adelante la promesa virtual. 

Para Bascary, hoy más que nunca se debe poner en valor la figura del creador de la bandera e inculcar su ejemplo en los más. “Belgrano pasó por cuestiones muchos más difíciles, más dramáticas, más duras y sin embargo pudo llevar adelante una vida generosa, una vida de entrega por la patria y tenemos que tomarlo como ejemplo”, concluye. 

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