19 de abril

Mujer

Distritos

Redes de Mujeres: organizadas en los territorios

En varios distritos existen espacios de encuentro y contención para las mujeres de los barrios, llevados adelante por las propias vecinas con apoyo del municipio.

Hace varios años, las problemáticas relacionadas con las violencias machistas han tomado notable visibilidad. La frecuencia de los femicidios, el crecimiento del movimiento de mujeres, marcaron la necesidad de políticas públicas en la materia. En este sentido, las Redes distritales de Mujeres son una parte muy importante de las acciones que toma el estado municipal en torno a la prevención y sensibilización sobre violencia de género.

La particularidad de estos espacios de contención para las mujeres de los barrios es que son llevados adelante y sostenidos en el tiempo por la propias vecinas, de forma voluntaria. “Son mujeres que se reúnen alrededor de determinados objetivos que tienen que ver en general con la promoción de los derechos de las mujeres y la prevención de violencia de género”, sintetiza Elena Barbieri, que desde el Instituto Municipal de la Mujer trabaja en la coordinación y la articulación con las Redes. “Además, realizan acompañamiento a víctimas”.

Con sede en los centros municipales de distrito, las Redes funcionan de forma activa en el Sur, el Sudoeste y en el Norte. “En el Oeste ha habido experiencias”, aclara Carolina Mozzi, directora del IMM, y asegura que se están “trazando estrategias para repotenciar y revincular un trabajo que nunca dejó de existir en el distrito”, de manera de volver a conformar la Red.

“También hay una experiencia que es fundante en el distrito Centro, con un grupo que ya venía vinculado al Instituto”, cuenta Mozzi. “Son mujeres que han estado atravesadas por situaciones de violencia y que han trabajado en empoderarse en estos espacios grupales, reconociéndose con otras. Se han fortalecido en conocer sus derechos y ahora están en una nueva etapa que es la de salir al mundo tratando de proponerle ese trabajo a otras mujeres”, explica.

“Hay algunas Redes que anteceden a la conformación del Instituto y otras que se han ido armando porque fue una política de estado y una apuesta de la intendenta el potenciar ese trabajo con mujeres en cada uno de los distritos, en los barrios, a través de estas Redes”, cuenta Mozzi. En este sentido, las pioneras están en el Sur: la Red tiene allí casi quince años de existencia y de trabajo ininterrumpido.

Ellas, las “operadoras comunitarias”

Marisa y Mónica charlan en un hall del CMD Sur (Uriburu 637) como si fuera la puerta de su casa. Es que en la última década han pasado allí incontables horas. Mucho antes que existiera el Instituto Municipal de la Mujer, mucho antes del auge del movimiento feminista, ellas ya estaban acompañando a las mujeres de los barrios del Sur, de forma completamente voluntaria. Según cuentan, la primera formación de la Red surgió del Presupuesto Participativo, a partir de una proyecto votado por los vecinos y vecinos para realizar capacitaciones sobre violencia de género.

El fruto de dos años funcionando en esa modalidad - de talleres y cursos vinculados al PP - fue la consolidación de la Red como ese espacio estable.

Mónica es fundadora del espacio y tiene su propia definición sobre las tareas que lleva adelante hace quince años. “Nuestra tarea es el trabajo territorial. Vamos a charlar, a hacer talleres con las mujeres en los barrios, en los centros comunitarios, centros de salud, comedores, vecinales. Damos talleres en prevención de violencia de género y trabajamos en la concientizar y sensibilizar a aquellas que todavía no se animan a hablar del tema. En caso de que tengan que pedir ayuda, nosotras siempre estamos acá en nuestro espacio en el distrito Sur, haciendo acompañamiento a víctimas”, detalla.

Para nombrar tal compleja y valiosa tarea, eligieron el término “operadoras comunitarias”. “Porque somos un poco la voz de un montón de herramientas que tiene la ciudad para atender a las víctimas, y para su asesoramiento y su contención, como el Teléfono Verde o el Instituto”, explica Marisa. Desde el IMM, no podrían estar más de acuerdo: cuentan con las Redes como una suerte de “organizaciones intermedias” que son “muy importantes” en las tareas de promoción, visibilización y acompañamiento.

“Un trabajo constante”

Como todas las Redes, la del Sur se reúne semanalmente para acordar “colectivamente qué actividades implementar o llevar adelante”. Cada miércoles a las 17, se juntan en el CMD las nueve o diez mujeres que forman el “elenco estable” del espacio. Pero rápido queda claro que su trabajo se extiende mucho más allá de una día y horario: la tarea es cotidiana. Es que “la violencia no tiene clase sociales, la violencia existe en todos lados y todo el tiempo”, explica Mónica.

“No podemos decir ‘hoy no me toca, no es miércoles’. Porque si la emergencia está, hay una mujer a la que le podemos salvar la vida o por lo menos podemos escucharla para que pueda salir de un estado de angustia”, afirma Marisa. “A veces te tomás una hora para hacer gimnasia, y en el mismo gimnasio las mujeres te buscan al saber lo que hacés. A veces te ven con un folleto haciendo una cola en un Rapipago y se acercan a preguntarte, muy despacito, pero preguntan”, cuenta Mónica.

Pero lejos están de percibir como un peso esta tarea que llevan adelante hace casi quince años. “Las propias mujeres que son víctimas son las que nos hacen seguir con esto. Saber que las podemos seguir acompañando, que no están solas. Cada beso, cada agradecimiento, cada abrazo, cada mensaje de las mujeres es lo que nos motiva a seguir”, asegura Marisa con firmeza. “También el hecho de que se nos tenga en cuenta, de que se nos pregunte, de que somos invitadas, de que somos parte ahora de diferentes actividades que propone tanto la Municipalidad como el gobierno provincial”, agrega.

“Este es un espacio voluntario que tiene el el apoyo del Instituto de la Mujer y de la intendenta, pero en sí se sostiene con la fuerza de las mujeres de los barrios, el trabajo territorial que es lo que nos marca”, condensa Marisa.

“Cada vez somos más”

El movimiento de mujeres adquirió en los últimos años una visibilidad y masividad inédita en el país. Y Rosario no es ajena a esta tendencia sino todo lo contrario: el Encuentro Nacional de Mujeres de 2016, en el que las Redes trabajaron activamente, convocó la marcha más grande de la historia de la ciudad con cerca de 90.000 personas ocupando las calles. “Fue una experiencia impactante”, dicen sonriendo.

Para mujeres como Marisa y Mónica, que “están en esto” desde mucho antes del reciente estallido, el cambio es notable, sobre todo en términos de participación. “Es fuerte ver cada vez más mujeres, más interesadas y eso también lo hizo el movimiento de mujeres. Diez años atrás, en los talleres teníamos que poner ‘taller para mujeres’, ‘mateada entre mujeres’, pero hoy podemos escribir ‘taller sobre violencias’ o ‘taller sobre derechos de las mujeres’. Eso es un logro del movimiento de mujeres, entre otros derechos que hemos conquistado”, analiza Marisa.

“Creo que el movimiento de mujeres mostró algo que no se podía o no se quería mostrar. Mostró la fuerza de las mujeres, que estamos organizadas, unidas. Y esto es bienvenido por las mujeres porque muchas de las que participan en las organizaciones feministas son las voces de otras mujeres barriales que no pueden participar”, confía la referente.

Además, destaca el compromiso histórico de la ciudad con las políticas de género: “Si hay algo que tenemos que reconocer es que Rosario tiene hace más de 25 años un área dedicada a la mujer. Y eso en otras partes del país no se vio y aún hoy no se ve”.

Dando el ejemplo

Las mujeres de las Redes no descansan, no se quedan quietas, no quieren. “Cada día hay más mujeres que se acercan, hay más problemáticas, porque las violencias cambian y van mutando”, dice Mónica.

Carolina Mozzi está segura de que son un ejemplo de compromiso: “El mensaje que dan a la sociedad es sobre lo importante que es organizarse, participar, y cómo la mirada compartida con otras mujeres puede de alguna manera empezar a cambiar la propia percepción sobre nosotras mismas, cómo nos relacionamos con los otros, y cómo podemos cambiar esa realidad que nos rodea y que no la encontramos justa muchas veces”.

Por su parte, Elena Barbieri considera que el trabajo de las Redes “es un ejercicio democrático, una participación política, porque estas mujeres se están cuestionando un montón de cosas de la cultura patriarcal, de la sociedad”.

Finalmente, Mónica concluye: “Lo importante es que las mujeres ya no están más solas. Que simplemente pueden decir ‘basta de violencias’ y que si se animan, saben que en los distritos están las redes y que pueden contar con nosotras. Esa es la idea y nuestro compromiso con las mujeres”.