19 de abril

Capacitación

Distritos

La estilista de barrio La Esperanza que se convirtió en campeona sudamericana en Chile

Con el orgullo propio de quien trabajó muy duro para lograrlo todo, Natalia de 28 años cuenta cómo llegó a donde está hoy. Una historia de superación desde el distrito Norte de la ciudad.

En el pasaje 1357 del barrio La Esperanza una pared sin terminar deja entrever las letras color naranja que anuncian a la peluquería, pero lo más importante no es la fachada sino quién está detrás de las tijeras: Natalia Paredes.

Entre mates y facturas, recuerda aquellos días en que la vida la puso a prueba, y una serie de situaciones violentas la llevaron a caer en adicciones que oscurecieron sus días. A pesar de todo, ella supo que no quería eso para su vida y decidió dejarlo atrás, fue entonces que la peluquería se convirtió en su gran sostén. 

“Hubo un día que decidí cambiar mi vida, fue un día que me levanté y me di cuenta que había tocado fondo, y entendí que todo lo que había vivido había sido una lección de Dios, entonces me volví a conectar con Él, tiré el celular al río, me alejé de la gente que me hacía mal, y empecé a leer y estudiar”.

Se emociona cuando recuerda que llegar a la peluquería fue casi una casualidad del destino. Después de su determinante decisión de dejar lo malo atrás, la peluquería de su amigo Lucho se transformó en su refugio preferido, y el lugar donde se fue enamorando de la profesión. “Iba de mi casa a la peluquería, y de la peluquería a mi casa. Mi mamá un día me pidió que le pasara la tintura, yo no me animé en ese momento, pero eso me hizo querer aprender. Así que todos los días durante 4 meses, Lucho me fue enseñando las técnicas, y nunca me voy a olvidar el día que por fin la teñí a mi mamá, ahí empezó todo”.

Pero aprender las técnicas no era suficiente, ella quería saber más y saberlo todo. “Estudié peluquería en la Escuela Nº 628 Servando Bayo y después de 4 años me recibí como alumna destacada y con las notas más altas”. Cuando empezó a competir tampoco dejó de formarse: “Durante ese tiempo hice varias capacitaciones en Córdoba, Mar del Plata, Buenos Aires, siempre buscando perfeccionarme, con unas ganas de comerme el mundo que me empujaron a seguir estudiando”

Sombrero, anteojos y sonrisa son la marca que la distingue, además de un servicio de excelencia avalado por más de cuarenta diplomas que se supo ganar con mucho esfuerzo y, sobre todo, actitud. Uno de sus triunfos más recientes fue en Mar del Plata en el 2014, donde obtuvo el quinto puesto sudamericano y fue convocada por el seleccionado nacional. A partir de allí comenzó su gira por la Argentina.

Para seguir perfeccionándose Natalia participó de Rosario Cuida tu Idea, un programa de la Municipalidad de Rosario que capacita a mujeres jóvenes y emprendedoras con herramientas administrativas y contables, de marketing, diseño y oratoria; con el objetivo de que puedan fortalecer sus proyectos productivos. Fue a partir de ahí cuando estuvo segura de que todo lo que quería, lo iba a hacer. “Estoy muy agradecida porque aprendí a desenvolverme y a relacionarme con otras personas, gracias a esa capacitación pude hacerme monotributista, y ahora hago mis aportes jubilatorios y tengo una obra social”.

El 2017 premió el esfuerzo y dedicación de Natalia con un viaje a Chile, representó a la ciudad entre los estilistas argentinos que formaron parte del seleccionado nacional. “La Muni me ayudó con un subsidio para que pudiera viajar junto a mi modelo, y para mi fue una experiencia increíble, viajar a Santiago de Chile, conocer la nieve, no podía creer donde estaba, competir a ese nivel y además junto con el equipo salir campeones sudamericanos, todavía no caigo”.  

El compromiso, otro valor para Natalia

Natalia vive comprometida con su gente y con el barrio donde vivió toda la vida, por eso se sumó a participar de los Consejos Barriales que el Distrito Norte organizó en La Esperanza, para aportar ideas y propuestas para mejorar su lugar. Además participa de “Tijeras Solidarias”, una iniciativa de profesionales apasionados que brindan un servicio a los sectores más vulnerables. El último evento lo organizaron en la Escuela Tomás Espora, donde hizo la primaria.

Para Natalia, la lucha y la superación son también un bien transmisible. Ahora se dedica a ayudar a otros que están en una situación dura y difícil. Su metodología se basa en el contagio de su motivación, optimismo y confianza en uno mismo. “Veo a los jóvenes de mi edad que necesitan ayuda, por eso estoy escribiendo, quiero ayudarlos para que vean que hay otra vida, que se puede salir adelante. Muchos me preguntan, me ven como un referente, yo les hablo y les digo que todo se puede lograr si uno le pone perseverancia, constancia, uno puede superarse y cambiar, eso es lo importante”

Actualmente Natalia está agrandando la peluquería, va a sumar una sala de espera y un salón más grande y cómodo para sus clientes “Quiero que sea un lugar donde jóvenes que necesiten una mano se acerquen, donde encuentren el sostén que necesitan y puedan aprender este oficio que yo amo” y cierra “esta profesión me potenció a nivel persona, quiero enseñar que si se quiere se puede”.